lunes, febrero 05, 2007

Creando increibles II

Karel Capek, según Jorge Luis Borges

De los escritores checos que han renunciado a la (relativa) universalidad del idioma alemán y se han resignado a la limitación de su idioma nativo, Capek es acaso el más celebre. Su obra ha sido traducida en muchos países; sus dramas han sido representados en Nueva York y en Londres.
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Capek nació el 9 de enero de 1890, en una modesta ciudad del norte de Bohemia. Era hijo de un médico. Se doctoró en filosofía en la Universidad de Praga, y estudió en Berlín y París. La obra de William James y de John Dewey ejercieron una basta influencia sobre él. “Ninguna filosofía influyó en mí como la Norteamericana”, escribió después. Durante muchos años fue periodista. En 1920 publicó un folleto polémico –Critica de palabras- y estrenó su primero y famoso drama R.U.R., que presenta la rebelión de los hombres mecánicos contra sus creadores, los hombres. El año siguiente dio a conocer La comedia de los insectos, y en 1922 El caso Makropulos, cuyo tema –como el de Vuelta a Matuzalém (1921), de Bernard Shaw- es la posibilidad de lograr una extraordinaria longevidad. Ese mismo año publicó la novela fantástica La fabricación del absoluto, y dos años después Krahatita, nombre de un explosivo tan poderoso que su inventor prefiere la persecución y la cárcel a la revelación de su formula.
Su labor dramática es numerosa. Cabe destacar Adán, el creador, escrito en colaboración con su hermano; El azote blanco, que fustiga las dictaduras, y el curioso drama La madre. Varios personajes de esa obra aparecen después de muertos.
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También son dignos de recordación sus libros de viajes, ilustrados por él, su antología de poetas franceses modernos, sus Diálogos con T. G. Masaryk y sus Cuentos de dos bolsillos (1929), que forman una serie de cuentos policiales en miniatura.
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Karel Capek falleció en Praga, a fines del mes de diciembre de 1938.