martes, julio 14, 2009

Tema del traidor y del héroe –Segunda parte.

Tomas G. Masaryk
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Otras páginas célebres ha escrito Borges sobre el tema. En una de ellas (podremos obivar aquí sus conjeturaciones sobre Judas y la revelación de su naturaleza heroica y hasta divina), en una de ellas, decíamos, el héroe se encuentra detrás de la figura del traidor. Más aún la traición es pieza indispensable para la aparición del héroe. Es sobre el camino de la traición por donde el héroe avanza. La sublimación en este caso reside en la estimación de un nuevo valor insurgente sobre aquellos añejos que se mantienen y respetan por tradición y acostumbramiento, más que por la convicción que cada ideal debería despertar en el hombre. Así es en el caso de la “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”, ese personaje del Martín Fierro, de José Hernández, que desoye su deber de sargento y combate de repente contra su propia partida a fin de no permitir que se mate a un valiente:
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El criminal salió de la guarida para pelearlos. Cruz lo entrevió, terrible; la crecida melena y la barba gris parecían comerle la cara. Un motivo notorio me veda referir la pelea. Básteme recordar que el desertor malhirió o mató a varios de los hombre de Cruz. Éste, mientras combatía en la oscuridad (mientras su cuerpo combatía en la oscuridad), empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que llevo dentro. Comprendió que las jinetas y el uniforme ya le estorbaban. Comprendió su íntimo destino de lobo, no de de perro gregario; comprendió que el otro era él. Amanecía en la desaforada llanura; Cruz arrojó por tierra el quepis, gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra los soldados, junto al desertor Martín Fierro.

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El culto del coraje, de los orígenes, de la naturaleza de cada hombre, de la rebeldía, pero por sobre todas las cosas de libertad individual del hombre se anteponen en esta escena a los de la patria, el deber y la obediencia. En su libro sobre Tomás Masaryk, que recapitula los coloquios que su autor mantuvo con el fundador del la primera república, Emil Ludwing recoge la narración de Masaryk de cómo fue formado el primer ejercito checo, ese ejercito que respondía a un hombre y no a un estado, que aún no había nacido y que empujaba por nacer. El mismo que –tal como Tadeo Isidoro Cruz lo hiciera- se erigiría a partir de la traición, esta vez no a la patria, pero sí al deber, a la obediencia y a un imperio que (sólo basta con recordar a Svejk) ningún checo sentía suyo.
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La nación checa se conocía menos. Como teníamos que llamar la atención del mundo hacia nosotros, era, pues, necesario mostrar a los aliados algo más que nuestra historia y nuestras reivindicaciones de derecho. ¿Qué sucedió con los miles de desertores checoslovacos que se pasaron a los rusos, al escuchar, allá en las trincheras, sus canciones populares? Reuní, pues, primeramente a aquéllos. Yo presentía que debíamos luchar y no sólo reducirnos a gritar nuestros derechos contra Austria y Hungría. Con métodos de profesor no iba yo a ir muy lejos. Cuando todo el mundo empuñaba el fusil, también debía empuñarlo yo. . Cuando hace poco, alababa la hospitalidad de los rusos, pensé que aquella era más bien debida a la falta de distracción de la gente en el campo. Muchos soldados se aburrían también en el cautiverio, y estaban deseosos de poder emprender alguna acción. Además, la legión garantizaba el pan y la seguridad. Pero en su mayoría se mostraron entusiasmados, y políticamente maduros y decididos. La idea de luchar contra Austria-Hungría nació espontáneamente en todos los países aliados. Yo hablé al respecto en Praga, al principio de la guerra, con un paisano que se había naturalizado en Estados Unidos y quien, luego (Estados Unidos seguía siendo aún neutral), se fue a ver a los compatriotas radicados en todos los países aliados, llevándoles el mensaje. En Francia, donde no había ningún checo prisionero, se presentaron al ejército francés los colonizadores, en su mayor parte obreros, para luchar contra Austria. Más tarde formaron grupos voluntarios dentro de un regimiento. Cuando se ensayó lo mismo en Rusia, el gobierno zarista calificó esta actitud de traición al emperador Francisco José, y el enrolamiento de los checos prisioneros fue rechazado, aduciéndose que no se podía fiar en “semejante traidores”. ¿Qué es, pues, legalidad? Los emperadores se ayudan entre sí, aun cuando oficialmente estén en guerra. Solamente al caer el zar y subir al poder Miljukow, a quien ya conocía yo de antes, obtuvieron nuestros prisioneros el permiso de organizarse y de participar en la guerra. Pero ya en 1914 se habían formado grupos especiales en el ejército con los checos y eslovacos residentes en Rusia.

1 comentario:

Karel Poborsky dijo...

Las palabras de Masaryk sobre la cración del ejercito checo han sido extraídas del libro "Coloquios con Masaryk", de Emil Ludwing, de Editorial Claridad.

El párrafo de "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz" ha sido extraído de la recopilación de cuentos titulada "El Aleph", de Alianza Editorial.